Buenos días,
Hoy os voy a contar algo que cuando pasó me hacía demasiado daño y miedo contar. Mi intención era escribir una especie de carta y mandarla a los responsables, pero mis padres me han desaconsejado que lo haga porque dicen que nunca se si me van a hacer falta. Mi intención no es faltarles el respeto ni ser borde, sino simplemente darles a conocer las consecuencias de sus actos o de lo que, en mi opinión, es una falta de profesionalidad, ética y empatía.
Como sabéis a finales de noviembre me hicieron mis primeras pruebas de control desde que encontramos que el cáncer se había reproducido. Estas pruebas mostraron que la quimio no estaba haciendo mucho efecto, estaba controlando las lesiones pero no hacía que se redujesen, aparentemente porque como después comprobamos viendo las imagenes en profundidad se veía que aunque el tumor parecía del mismo tamaño el centro de actividad era mucho menor. Con estas circunstancias, mi oncóloga decidío derivarme a cirugia torácica, no funcionando la quimio, era de vital importancia que me operasen cuanto antes.
Al no haber cirugía torácica en el Clínico, me derivaban al Hospital Carlos de Haya, desde hace unos meses estos dos hospitales ¨funcionan¨como uno y comparten gestión. Los trámites a seguir eran en parte internos y en otra parte externos. Es decir, mi oncóloga enviaba un informe interno en el que les informaba de los datos de los TACs más relevantes, y después les sugería que me citasen para valorarme y considerar una posible cirugía y, para realizar una pleurodoscopia y una toracoscopia para localizar exactamente las lesiones ya que, aparentemente el TAC no era del todo concluyente y existe un margen de error.
Nos dijo que tardarían unos 10 días en citarme, y que mientras tanto teníamos que solicitar todas mis pruebas de imagen para que las metieran en CDs ya que el sistema informatico no permite ver las imagenes de un hospital a otro, por los programas informáticos internos. Así lo hicimos, solicitamos todas las pruebas que les podían ser utiles, y esperamos a que nos llamasen. Y esperamos, y esperamos y todavía seguimos esperando porque esa llamada nunca llegó.
Cuando habían pasado dos semanas mi madre llamó a un amigo que trabaja en el Carlos de Haya y este nos devolvío la llamada un rato después explicandonos lo siguiente. Los cirujanos habían valorado mi caso, y concluian que no era operable. Parece ser que citaron a mi oncóloga para explicarselo, pero no pudo ir y mando a alguien en su nombre. Me imagino que entenderéis las consecuencias que esta decisión tenía, a mi se me vino el mundo encima y a día de hoy, aunque me alegro porque dío pie a que me operase un gran profesional, me enfada por multiples razones que os voy a explicar.
Primero, aunque no es lo que más me enfada, no entiendo como mi oncologa no fue, tanto a que le explicasen como a luchar para que me operasen ya que según ella me había explicado era mi única oportunidad de curarme. Además no entiendo como cuando lo supo no se puso inmediatamente en contacto con nosotros, en estos casos el tiempo es una variable y a ella le había informado un martes antes de lo que nosotros nos enteramos, que fue al martes siguiente, y porque como os he dicho mi madre terminó llamando a su amigo harta de oirme, yo estuve las dos semanas que esperamos litralemente subiendome por las paredes. Durante esa semana podríamos haber buscado un plan B, que no se si ella tenía y nunca lo sabré, así como tampoco sabré cuando tenía intención de decirmelo ya que no teníamos cita con ella hasta dos jueves después. Lo cierto es que ella ya me pidío disculpas por esto, pero no reconocio todos los puntos, más bien echó el culo fuera culpando a los cirujanos. Y de esto me dejo cosas sin contar por no meter el dedo en la llaga.
Segundo y más importante me duele y asusta a partes iguales, la ligereza con la que este equipo de cirujanos toma decisiones sobre los casos, casos en los que la vida de la gente está en juego. No es que trabajen con coches o ordenadores sino con vidas. Me explico, para decidir si me operaban o no simplemente leyeron el breve resumen que mi oncóloga hizo sobre los TACs, en el que ella insistía que se me practicase las dos pruebas que he mencionado previamente y que sirven para localizar con exactitud los tumores. Parece ser que lo decisivo fué que en el informe el radiologo, basandose en el TAC, consideraba que había una lesión en el mediastino lo cual hacía la intervención inviable. Mi oncóloga viendo las imagenes, que los cirujanos nunca llegaron a ver, consideraba que la lesión no estaba en el mediastino (que además se daba solo como en un 1% de los casos en mi enfermedad) sino que estaba en la pleura pero al crecer habia tomado el espacio del mediastino y por esto solicitaba una pleurodoscopia, para que valorasen si había o no lesión (como breve aclaración el mediaaçstino es donde está el corazón y la aorta y de ahí la dificultad), pero como ellos saben los TAC tienen un margen de error, que en este caso se daba. Además consideraron que no se me podía operar por los riesgos que entrañaría la operación, dado el estado fisico en el que ellos suponian que estaba, y digo suponían porque como ya os digo no me han visto jamás.
Y por último me parece poco profesional y responsable, que cuando estas sentenciando a una persona a morirse y quitandole la última opción que le queda, ni tengas ni la deferencia de citarla y explicarle exactamente por qué en persona.
Insisto que no escribo esto para molestarles, sino porque a día de hoy me sigue pareciendo injusto. Yo, tengo a suerte de que trás los minutos de shock llamé a mi tía que movío cielo y tierra hasta conseguirme una cita con el Jefe de Servicio de Cirugia Toracica del Hospital Reina Sofia (centro de referencia en este tipo de patologias). Persona que a la mañana siguiente ya me dío una cita para el lunes siguiente, vamos para el siguiente día que tenía consulta. Profesional que valorando mi buen estada clínico, explorandome y viendo las imagenes del TAC decidió apostar por darme una oportunidad e intentar operarme, y que viendo las imagenes consideraba que efectivamente la lesión no radicaba en el mediastino sino que parecía que era una lesión en la pleura. Además auscultandome comprobó que la última quimio después de los controles había hecho más efecto pues se me escuchaba respirar mejor, por lo que la operación que se planteaba cada vez tenía menos riesgos.
Para mí aquí está la diferencia entre un médico profesional comprometido con su trabajo y otro que no lo es, no por el hecho de que me pudiese operar que a lo mejor indica el grado de especialidad y destreza,sino porque se molestó y se tomó el tiempo para citarme, ver las imagenes y valor mi estado físico. En mi caso tenía un familiar que podía conseguirme una cita rapidamente en otra ciudad, sino mis padres, estoy segura de que me hubiesen llevado donde hiciese falta aunque se tuviesen que hipotecar de por vida, pero hay gente que por sus circunstancias o nivel cultural se quedaría aquí, se fiaría de quién le dice que no tiene oportunidad de vivir porque no es operable y simplemente se rinde. Es muy injusto, muy injusto, yo lo pasé muy muy mal, hasta el lunes siguiente que nos dijeron en Córdoba que podían operarme, perdí todas las esperanzas y las ganas de vivir.
Por suerte para mí siguen existiendo los médicos con vocación y compromiso, y por ellos me levanto aagradecida cada mañana.
B
Cada día que pasa, un día menos que me queda para estar bien, y para esos días un rinconcito de lagrimas, risas, amor, silencio, dolor, felicidad, esperanza, lucha y mucho más, porque eso es lo que me toca ahora en la vida, echar al cáncer, y eso es lo que voy a hacer, convirtiéndome en una luchadora más.
jueves, 5 de marzo de 2015
miércoles, 4 de marzo de 2015
Batalla ganada II
Bueno os sigo contando, quizás me estoy alargando (sobre todo para los que lo habéis vivido) pero es que me gusta a veces tomar esto como una especie de diario que después me sirve a mi también para recordar.
Esa noche apenas dormí, por el ruido, por el dolor y por la incomodidad, porque de verdad tenía cables y vías por todos lados, hasta en mis partes, esto de que te duerman y puedan hacer contigo lo que quieran mola hasta que te despiertas... jaja. Por la mañana estaba deseando que me subieran a planta y así fue. Por donde salía la camilla estaban mis padres y mi tía M, que ilusión me hizo verlos, como anécdota os cuento que tenía un pendiente en el ombligo, una especie de aro desde hace muchísimos años que en varias ocasiones había pensado quitarme pero por más que lo intentaba no podía, estando en la UCI me toque la barriga y sorpresa, el pendiente no estaba, en cuanto nos montamos en el ascensor los cuatro y el celador, les dije que si me podían explicar donde estaba mi pendiente, y ellos se echaron a reír diciendo que se notaba que estaba perfectamente si era eso lo que me preocupaba. Simplemente me dio curiosidad, y resultaba que me lo había quitado porque al ser metálico me podía quemar cuando usasen en bisturí eléctrico, fín de la conversación =).
En cuanto me subieron a planta me cambiaron de habitación porque los familiares de mi compañera de habitación tenía gripe, un poco presión de mis familiares, pero dí las gracias, porque si hubiese tenido que estar tan incómoda y en una habitación tan pequeña con toda mi gente allí sin poder pasar, no me gustaba la idea. Y no pude tener más suerte, me pusieron en una doble solita. Y allí tuve rotación continua de mis queridos.
Ese mismo día me empezaron a quitar vías y tubos, y por la tarde me hicieron sentarme en el sillón, y de ahí todo rodado cada día mejor, tanto que el lunes me querían dar el alta. Finalmente tuve que esperar hasta el martes para volver a casa, cosa que también prefería porque durante la noche del domingo al lunes sentí un poco de insuficiencia respiratoria.
La verdad es que no me podía imaginar que iba a ir tan rápido, pensaba que iba a estar mucho más tiempo en la UCI e ingresada después. Todos estaban muy impresionados de lo bien que me estaba recuperando y yo la primera. Lo cierto es que estaba tan feliz, había llegado en tan buena forma tanto física como anímica y me lo han hecho todo tan bien, que tenía que ser de esta forma. Desde el día que me subieron a planta, me obligaron a empezar a hacer bolitas, sentarme en el sillón y levantarme para ir al baño. La verdad es que no pensaba que fuese posible pero se me fué pasando el efecto de la anestesia y demás y resultó que estaba hasta más cómoda en el sillón.
Mis, ni 5, días en el hospital estuve entretenidisima, se me pasaron volando. Es una suerte tener tanta gente que te quiere, tanta, que ni hay que hacer turnos porque siempre hay más de los que pueden estar en la habitación.
Además estoy super agradecida por el trato recibido por el equipo de la planta de cirugía torácica. Desde el primero al último, porque desde el momento que llegué me he sentido protegida y cuidada. Todo el personal ha sido muy cariñoso y atento y creo que es admirable la calidad humana de estos profesionales. Durante esta época de mi vida he tenido ocasión de tratar muchos tipos de enfermeros, celadores, etc, la realidad es que hay veces que trabajan bajo una gran presión, largos horarios, recortes de personal que implican más carga de trabajo y peores medios, tema a parte que cada uno tiene sus historias personales; pero en el caso de esta unidad, todas esas circunstancias, que pueden provocar malestar, no llegan al paciente, porque para ellos el paciente y su recuperación es lo único que importa. Así lo he sentido yo, y estoy muy agradecida.
En estos días os iré contando más cosas :)
B
pd: la comida del Reina Sofía está bastante buena, que tomen nota los demás hospitales del SAS.
Esa noche apenas dormí, por el ruido, por el dolor y por la incomodidad, porque de verdad tenía cables y vías por todos lados, hasta en mis partes, esto de que te duerman y puedan hacer contigo lo que quieran mola hasta que te despiertas... jaja. Por la mañana estaba deseando que me subieran a planta y así fue. Por donde salía la camilla estaban mis padres y mi tía M, que ilusión me hizo verlos, como anécdota os cuento que tenía un pendiente en el ombligo, una especie de aro desde hace muchísimos años que en varias ocasiones había pensado quitarme pero por más que lo intentaba no podía, estando en la UCI me toque la barriga y sorpresa, el pendiente no estaba, en cuanto nos montamos en el ascensor los cuatro y el celador, les dije que si me podían explicar donde estaba mi pendiente, y ellos se echaron a reír diciendo que se notaba que estaba perfectamente si era eso lo que me preocupaba. Simplemente me dio curiosidad, y resultaba que me lo había quitado porque al ser metálico me podía quemar cuando usasen en bisturí eléctrico, fín de la conversación =).
En cuanto me subieron a planta me cambiaron de habitación porque los familiares de mi compañera de habitación tenía gripe, un poco presión de mis familiares, pero dí las gracias, porque si hubiese tenido que estar tan incómoda y en una habitación tan pequeña con toda mi gente allí sin poder pasar, no me gustaba la idea. Y no pude tener más suerte, me pusieron en una doble solita. Y allí tuve rotación continua de mis queridos.
Ese mismo día me empezaron a quitar vías y tubos, y por la tarde me hicieron sentarme en el sillón, y de ahí todo rodado cada día mejor, tanto que el lunes me querían dar el alta. Finalmente tuve que esperar hasta el martes para volver a casa, cosa que también prefería porque durante la noche del domingo al lunes sentí un poco de insuficiencia respiratoria.
La verdad es que no me podía imaginar que iba a ir tan rápido, pensaba que iba a estar mucho más tiempo en la UCI e ingresada después. Todos estaban muy impresionados de lo bien que me estaba recuperando y yo la primera. Lo cierto es que estaba tan feliz, había llegado en tan buena forma tanto física como anímica y me lo han hecho todo tan bien, que tenía que ser de esta forma. Desde el día que me subieron a planta, me obligaron a empezar a hacer bolitas, sentarme en el sillón y levantarme para ir al baño. La verdad es que no pensaba que fuese posible pero se me fué pasando el efecto de la anestesia y demás y resultó que estaba hasta más cómoda en el sillón.
Mis, ni 5, días en el hospital estuve entretenidisima, se me pasaron volando. Es una suerte tener tanta gente que te quiere, tanta, que ni hay que hacer turnos porque siempre hay más de los que pueden estar en la habitación.
Además estoy super agradecida por el trato recibido por el equipo de la planta de cirugía torácica. Desde el primero al último, porque desde el momento que llegué me he sentido protegida y cuidada. Todo el personal ha sido muy cariñoso y atento y creo que es admirable la calidad humana de estos profesionales. Durante esta época de mi vida he tenido ocasión de tratar muchos tipos de enfermeros, celadores, etc, la realidad es que hay veces que trabajan bajo una gran presión, largos horarios, recortes de personal que implican más carga de trabajo y peores medios, tema a parte que cada uno tiene sus historias personales; pero en el caso de esta unidad, todas esas circunstancias, que pueden provocar malestar, no llegan al paciente, porque para ellos el paciente y su recuperación es lo único que importa. Así lo he sentido yo, y estoy muy agradecida.
En estos días os iré contando más cosas :)
B
pd: la comida del Reina Sofía está bastante buena, que tomen nota los demás hospitales del SAS.
lunes, 2 de marzo de 2015
Batalla ganada
Siento el retraso, más vale tarde que nunca y más cuando las noticias son tan estupendas.
El pasado viernes 20 de febrero me operaron en el Hospital Reina Sofía de Córdoba y el resultado no puede ser mejor, o al menos hasta ahora así lo ha sido. Os cuento un poco, intetentaré ser más profunda, ya que ultimamente he sido acusada de simplemente factual en el blog, jeje, y aunque no es mi intención es probable que con el transcurso del tiempo se haya desvirtuado un poco lo que empezó siendo.
El pasado miercoles por la tarde mi madre y yo nos fuimos a Córdoba, entre nosotras la tensión se respiraba y estuvimos a punto de llegar a las manos en varias ocasiones hasta que llegamos. Una vez más, terminamos pagando las cosas con quien más a mano tenemos o con quien sabemos que no nos va a dar la espalda, así que a ella dirijo mis dardos y en cierto modo aunque más controlado lo mismo hace ella conmigo. Con un pie en Córdoba y hecho el check in en el apartamento, dejamos que fluyese y fuimos a cenar con unos amigos que viven allí, y no pudo ser más perfecto, un sitio con encanto y alternativo que os recomiendo, además como siempre mi amiga M me aporta tranquilidad y positivimos así que me recargo de buena energía.
Cuando al día siguiente llegamos al hospital, me ingresaba un día antes de la cirugía para poder pasar la preanestesia, solo pensaba en que me dejasen estar el día fuera, y me vine un poco abajo al ver la habitación que me había tocado, sobre todo por la compañera que me había tocado, puede sonar fatal pero yo tenía la idea de que iba a pasar allí bastante tiempo y aunque no quiero dar información sobre ella, no era, digamos, la compañera ideal. Me empecé a poner bastante nerviosa pero por suerte me dejaron salir, y como el movimiento piña familiar había empezado allí tenía a todo el equipazo. A medida que fue avanzando el día fueron llegando casí todos mis queriditas y queriditos , casí no faltaba nadie, y más que me gusta a mi el pelotón, imposible. El día en Córdoba acompañaba muchísimmo y yo fuí pasando del summit de la felicidad y la emoción a estar absolutamente en la pappela. Por una parte por motivos obvios, ya que según iban pasando las horas, más nervios y miedo, y por otra porque una vez más es dificil coordinar un grupo de gente, sobre todo cuando cada uno tiene sus propias prioridades, a mi, además, me causa mucha frustración porque en parte me siento responsable, en este caso porque estaban ahí para estar conmigo. Pero bueno la valoración del día fue muy buena, distraida, comiendo bien y con mucho mucho amor, y sobre todo caí rendida en la cama, que era un objetivo bastante importante.
Y llegamos al día D, tenía que estar allí a las 7.30 pero cuando sonó el despertador no quería levantare de la cama; quería irme a Málaga y que me dejasen en paz, pero como no iba a conseguir muchos aliados, no le dí mucho bombo, mejor armarse de valor, llevaba tanto tiempo deseando ese momento, lo había querido con tanta fuerza que no había tenido tiempo para plantearme mucho sobre lo que en realidad iba a ser la operación , ni el post operatorio, ni los riesgos, ni el dolor, supongo que será positivo pero hizo que las últimas horas estuviese absoluta y literalmente cagada.
De madrugada nos fuimos para el hospital, yo y mi comitiva, ese momento no me lo imaginaba así pero nunca dejan de sorprenderme. Aquí todo muy rápido, en menos de lo que me imaginaba ya estaba esperando en mi camita para entrar a quirofano, tuve un momento de debilidad cuando mi hermano entró en la habitación a darme un beso y me puse a llorar, pero rapidamento me recompuse, ante la dificultad me crezco y cuando me sacaron en cama y vi a mi prima con ojos de llorar yo la consolé/regañe a ella, asín soy.
Durante los días y semanas antes de la operación estaba decidida a hacer una especie de carta de despedida por si algo iba mal, y para decir que quería que hiciesen con mis cosas, mi ajuar... jaja. Pero no ví el momento, se me pasaron los días y me parecía algo muy triste, aunque no era por victimizar o dramatizar es porque a veces la gente se muere en estas cosas y como me tenían que tocar cerca de la aorta y el corazón yo que se... Al final pensé que lo iba a hablar con mi prima N y que ella fuese mi transmisora, pero al final tmp quise hacerle la faena, ni tuvimos un momento de tanta intimidad.
En fín, que estaba bastantante tranquila, el orfidal siempre ayuda, y me tuvieron un ratito en una sala con camas de más personas que están esperando para entrar en quirofano, te hacen algunas preguntas, hablas con el anestesista, en mi caso la, y ,nada, para dentro. Yo de los nervios cuando llegue al quirofano me hacía pís, siempre dando la nota, pero allí como todo el mundo era tan agradable en vez de decirme que me acostase me hicieron caso y esperamos hasta que encontraron a alguien que me pusiese una cuña, porque mi idea de ir yo un momentillo al baño no les molo tanto. A partir de aquí nada, me cogieron una vía y me pusieron el cateter epidural, que no duele practicamente y que después me fue muy muy útil (es un botón que te dan para que tu te puedas ir dando morfina, con un límite claro). Y ya me pusieron la mascarilla y caí en los brazos de morfeo.
Tenía un vago recuerdo del cirujano iluminado (el nombre de Ángel no le puede venir más al pelo) diciendome que todo había salido bien, que no me preocupase que me habían dejado limpita, que me desintubaban, en fin un recuerdo muy muy vago. Pero cuando me desperté no me acordaba bien y solo sentía dolor e incomodidad como la vez anterior, aquí se llamaba reanimación y es algo intermedio entre la UCI y el despertar. Esta vez no dejaban entrar a mis familiares cuando me despertase, sino que había un horario de visitas, y la verdad es que estuve un poco agobiada, porque como os digo tenía una vago recuerdo del cirujano diciéndome que había ido bien pero no sabía si lo había soñado, además no sabía hasta cuando iba a tener que estar allí porque lo que me habían dicho era que podría estar hasta 72h. Y para más inri tenía más hambre que 7 y me toco en la cama junto a los sillones de los enfermeros y se pasaron la tarde en plan masterchef, hablando de comida, restaurantes, recetas, etc les tuve que decir que como no dejasen de hablar de comida al proximo que se acercase le metía un bocao en el brazo, y así estuvieron hasta alta horas. Quizás sea la única pega que le pueda poner a mi experiencia en el hospital de Córdoba, que en todo lo demás ha sido más que excelente, me parecío poco considerado lo alto que hablaban, y hasta las horas que hablaban dadas las circunstancias, allí todo el mundo se encontraba muy mal, acababan de salir de intervenciones y solo querían descansar.
A las 8 dejaron entrar a mi familia de uno en uno y un total media hora, y vaya tiempo bien aprovechado, con la que más estuve fue con mi madre, pero dío tiempo a dar un besillo a todos los que estaban y que me contasen su entretenida espera, al parecer hubo un accidente con gitanos involucrados y la sala de espera ofrecía un espectáculo a ratos de terror, y me fueron contando poco a pococ entre carrera y carrera para intercambiarse la bata y demás.
Continuará...
B
El pasado viernes 20 de febrero me operaron en el Hospital Reina Sofía de Córdoba y el resultado no puede ser mejor, o al menos hasta ahora así lo ha sido. Os cuento un poco, intetentaré ser más profunda, ya que ultimamente he sido acusada de simplemente factual en el blog, jeje, y aunque no es mi intención es probable que con el transcurso del tiempo se haya desvirtuado un poco lo que empezó siendo.
El pasado miercoles por la tarde mi madre y yo nos fuimos a Córdoba, entre nosotras la tensión se respiraba y estuvimos a punto de llegar a las manos en varias ocasiones hasta que llegamos. Una vez más, terminamos pagando las cosas con quien más a mano tenemos o con quien sabemos que no nos va a dar la espalda, así que a ella dirijo mis dardos y en cierto modo aunque más controlado lo mismo hace ella conmigo. Con un pie en Córdoba y hecho el check in en el apartamento, dejamos que fluyese y fuimos a cenar con unos amigos que viven allí, y no pudo ser más perfecto, un sitio con encanto y alternativo que os recomiendo, además como siempre mi amiga M me aporta tranquilidad y positivimos así que me recargo de buena energía.
Cuando al día siguiente llegamos al hospital, me ingresaba un día antes de la cirugía para poder pasar la preanestesia, solo pensaba en que me dejasen estar el día fuera, y me vine un poco abajo al ver la habitación que me había tocado, sobre todo por la compañera que me había tocado, puede sonar fatal pero yo tenía la idea de que iba a pasar allí bastante tiempo y aunque no quiero dar información sobre ella, no era, digamos, la compañera ideal. Me empecé a poner bastante nerviosa pero por suerte me dejaron salir, y como el movimiento piña familiar había empezado allí tenía a todo el equipazo. A medida que fue avanzando el día fueron llegando casí todos mis queriditas y queriditos , casí no faltaba nadie, y más que me gusta a mi el pelotón, imposible. El día en Córdoba acompañaba muchísimmo y yo fuí pasando del summit de la felicidad y la emoción a estar absolutamente en la pappela. Por una parte por motivos obvios, ya que según iban pasando las horas, más nervios y miedo, y por otra porque una vez más es dificil coordinar un grupo de gente, sobre todo cuando cada uno tiene sus propias prioridades, a mi, además, me causa mucha frustración porque en parte me siento responsable, en este caso porque estaban ahí para estar conmigo. Pero bueno la valoración del día fue muy buena, distraida, comiendo bien y con mucho mucho amor, y sobre todo caí rendida en la cama, que era un objetivo bastante importante.
Y llegamos al día D, tenía que estar allí a las 7.30 pero cuando sonó el despertador no quería levantare de la cama; quería irme a Málaga y que me dejasen en paz, pero como no iba a conseguir muchos aliados, no le dí mucho bombo, mejor armarse de valor, llevaba tanto tiempo deseando ese momento, lo había querido con tanta fuerza que no había tenido tiempo para plantearme mucho sobre lo que en realidad iba a ser la operación , ni el post operatorio, ni los riesgos, ni el dolor, supongo que será positivo pero hizo que las últimas horas estuviese absoluta y literalmente cagada.
De madrugada nos fuimos para el hospital, yo y mi comitiva, ese momento no me lo imaginaba así pero nunca dejan de sorprenderme. Aquí todo muy rápido, en menos de lo que me imaginaba ya estaba esperando en mi camita para entrar a quirofano, tuve un momento de debilidad cuando mi hermano entró en la habitación a darme un beso y me puse a llorar, pero rapidamento me recompuse, ante la dificultad me crezco y cuando me sacaron en cama y vi a mi prima con ojos de llorar yo la consolé/regañe a ella, asín soy.
Durante los días y semanas antes de la operación estaba decidida a hacer una especie de carta de despedida por si algo iba mal, y para decir que quería que hiciesen con mis cosas, mi ajuar... jaja. Pero no ví el momento, se me pasaron los días y me parecía algo muy triste, aunque no era por victimizar o dramatizar es porque a veces la gente se muere en estas cosas y como me tenían que tocar cerca de la aorta y el corazón yo que se... Al final pensé que lo iba a hablar con mi prima N y que ella fuese mi transmisora, pero al final tmp quise hacerle la faena, ni tuvimos un momento de tanta intimidad.
En fín, que estaba bastantante tranquila, el orfidal siempre ayuda, y me tuvieron un ratito en una sala con camas de más personas que están esperando para entrar en quirofano, te hacen algunas preguntas, hablas con el anestesista, en mi caso la, y ,nada, para dentro. Yo de los nervios cuando llegue al quirofano me hacía pís, siempre dando la nota, pero allí como todo el mundo era tan agradable en vez de decirme que me acostase me hicieron caso y esperamos hasta que encontraron a alguien que me pusiese una cuña, porque mi idea de ir yo un momentillo al baño no les molo tanto. A partir de aquí nada, me cogieron una vía y me pusieron el cateter epidural, que no duele practicamente y que después me fue muy muy útil (es un botón que te dan para que tu te puedas ir dando morfina, con un límite claro). Y ya me pusieron la mascarilla y caí en los brazos de morfeo.
Tenía un vago recuerdo del cirujano iluminado (el nombre de Ángel no le puede venir más al pelo) diciendome que todo había salido bien, que no me preocupase que me habían dejado limpita, que me desintubaban, en fin un recuerdo muy muy vago. Pero cuando me desperté no me acordaba bien y solo sentía dolor e incomodidad como la vez anterior, aquí se llamaba reanimación y es algo intermedio entre la UCI y el despertar. Esta vez no dejaban entrar a mis familiares cuando me despertase, sino que había un horario de visitas, y la verdad es que estuve un poco agobiada, porque como os digo tenía una vago recuerdo del cirujano diciéndome que había ido bien pero no sabía si lo había soñado, además no sabía hasta cuando iba a tener que estar allí porque lo que me habían dicho era que podría estar hasta 72h. Y para más inri tenía más hambre que 7 y me toco en la cama junto a los sillones de los enfermeros y se pasaron la tarde en plan masterchef, hablando de comida, restaurantes, recetas, etc les tuve que decir que como no dejasen de hablar de comida al proximo que se acercase le metía un bocao en el brazo, y así estuvieron hasta alta horas. Quizás sea la única pega que le pueda poner a mi experiencia en el hospital de Córdoba, que en todo lo demás ha sido más que excelente, me parecío poco considerado lo alto que hablaban, y hasta las horas que hablaban dadas las circunstancias, allí todo el mundo se encontraba muy mal, acababan de salir de intervenciones y solo querían descansar.
A las 8 dejaron entrar a mi familia de uno en uno y un total media hora, y vaya tiempo bien aprovechado, con la que más estuve fue con mi madre, pero dío tiempo a dar un besillo a todos los que estaban y que me contasen su entretenida espera, al parecer hubo un accidente con gitanos involucrados y la sala de espera ofrecía un espectáculo a ratos de terror, y me fueron contando poco a pococ entre carrera y carrera para intercambiarse la bata y demás.
Continuará...
B
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