jueves, 5 de marzo de 2015

Cuando el poder y la responsabilidad no van de la mano

Buenos días,

Hoy os voy a contar algo que cuando pasó me hacía demasiado daño y miedo contar. Mi intención era escribir una especie de carta y mandarla a los responsables, pero mis padres me han desaconsejado que lo haga porque dicen que nunca se si me van a hacer falta. Mi intención no es faltarles el respeto ni ser borde, sino simplemente darles a conocer las consecuencias de sus actos o de lo que, en mi opinión, es una falta de profesionalidad, ética y empatía.

Como sabéis a finales de noviembre me hicieron mis primeras pruebas de control desde que encontramos que el cáncer se había reproducido. Estas pruebas mostraron que la quimio no estaba haciendo mucho efecto, estaba controlando las lesiones pero no hacía que se redujesen, aparentemente porque como después comprobamos viendo las imagenes en profundidad se veía que aunque el tumor parecía del mismo tamaño el centro de actividad era mucho menor. Con estas circunstancias, mi oncóloga decidío derivarme a cirugia torácica, no funcionando la quimio, era de vital importancia que me operasen cuanto antes.

Al no haber cirugía torácica en el Clínico, me derivaban al Hospital Carlos de Haya, desde hace unos meses estos dos hospitales ¨funcionan¨como uno y comparten gestión. Los trámites a seguir eran en parte internos y en otra parte externos. Es decir, mi oncóloga enviaba un informe interno en el que les informaba de los datos de los TACs más relevantes, y después les sugería que me citasen para valorarme y considerar una posible cirugía y, para realizar una pleurodoscopia y una toracoscopia para localizar exactamente las lesiones ya que, aparentemente el TAC no era del todo concluyente y existe un margen de error.

Nos dijo que tardarían unos 10 días en citarme, y que mientras tanto teníamos que solicitar todas mis pruebas de imagen para que las metieran en CDs ya que el sistema informatico no permite ver las imagenes de un hospital a otro, por los programas informáticos internos. Así lo hicimos, solicitamos todas las pruebas que les podían ser utiles, y esperamos a que nos llamasen. Y esperamos, y esperamos y todavía seguimos esperando porque esa llamada nunca llegó.


Cuando habían pasado dos semanas mi madre llamó a un amigo que trabaja en el Carlos de Haya y este nos devolvío la llamada un rato después explicandonos lo siguiente. Los cirujanos habían valorado mi caso, y concluian que no era operable. Parece ser que citaron a mi oncóloga para explicarselo, pero no pudo ir y mando a alguien en su nombre. Me imagino que entenderéis las consecuencias que esta decisión tenía, a mi se me vino el mundo encima y a día de hoy, aunque me alegro porque dío pie a que me operase un gran profesional, me enfada por multiples razones que os voy a explicar.

Primero, aunque no es lo que más me enfada, no entiendo como mi oncologa no fue, tanto a que le explicasen como a luchar para que me operasen ya que según ella me había explicado era mi única oportunidad de curarme. Además no entiendo como cuando lo supo no se puso inmediatamente en contacto con nosotros,  en estos casos el tiempo es una variable y a ella le había informado un martes antes de lo que nosotros nos enteramos, que fue al martes siguiente, y porque como os he dicho mi madre terminó llamando a su amigo harta de oirme, yo estuve las dos semanas que esperamos litralemente subiendome por las paredes. Durante esa semana podríamos haber buscado un plan B, que no se si ella tenía y nunca lo sabré, así como tampoco sabré cuando tenía intención de decirmelo ya que no teníamos cita con ella  hasta dos jueves después. Lo cierto es que ella ya me pidío disculpas  por esto, pero no reconocio todos los puntos, más bien echó el culo fuera culpando a los cirujanos. Y de esto me dejo cosas sin contar por no meter el dedo en la llaga.

Segundo y más importante me duele y asusta a partes iguales, la ligereza con la que este equipo de cirujanos toma decisiones sobre los casos, casos en los que la vida de la gente está en juego. No es que trabajen con coches o ordenadores sino con vidas. Me explico, para decidir si me operaban o no simplemente leyeron el breve resumen que mi oncóloga hizo sobre los TACs, en el que ella insistía que se me practicase las dos pruebas que he mencionado previamente y que sirven para localizar con exactitud los tumores. Parece ser que lo decisivo fué que en el informe el radiologo, basandose en el TAC, consideraba que había una lesión en el mediastino lo cual hacía la intervención inviable. Mi oncóloga viendo las imagenes, que los cirujanos nunca llegaron a ver, consideraba que la lesión no estaba en el mediastino (que además se daba solo como en un 1% de los casos en mi enfermedad) sino que estaba en la pleura pero al crecer habia tomado el espacio del mediastino y por esto solicitaba una pleurodoscopia, para que valorasen si había o no lesión (como breve aclaración el mediaaçstino es donde está el corazón y la aorta y de ahí la dificultad), pero como ellos saben los TAC tienen un margen de error, que en este caso se daba. Además consideraron que no se me podía operar por los riesgos  que entrañaría la operación, dado el estado fisico en el que ellos suponian que estaba, y digo suponían porque como ya os digo no me han visto jamás.


Y por último me parece poco profesional y responsable, que cuando estas sentenciando a una persona a morirse y quitandole la última opción que le queda, ni tengas ni la deferencia de citarla y explicarle exactamente por qué en persona.


Insisto que no escribo esto para molestarles, sino porque a día de hoy me sigue pareciendo injusto. Yo, tengo a suerte de que trás los minutos de shock llamé a mi tía que movío cielo y tierra hasta conseguirme una cita con el Jefe de Servicio de Cirugia Toracica del Hospital Reina Sofia (centro de referencia en este tipo de patologias). Persona que a la mañana siguiente ya me dío una cita para el lunes siguiente, vamos para el siguiente día que tenía consulta. Profesional que valorando mi buen estada clínico, explorandome y viendo las imagenes del TAC decidió apostar por darme una oportunidad e intentar operarme, y que viendo las imagenes consideraba que efectivamente la lesión no radicaba en el mediastino sino que parecía que era una lesión en la pleura. Además auscultandome comprobó  que la última quimio después de los controles había hecho más efecto pues se me escuchaba respirar mejor, por lo que la operación que se planteaba cada vez tenía menos riesgos.

Para mí aquí está la diferencia entre un médico profesional comprometido con su trabajo y otro que no lo es, no por el hecho de que me pudiese operar que a lo mejor indica el grado de especialidad y destreza,sino porque se molestó y se tomó el tiempo para citarme, ver las imagenes y valor mi estado físico.  En mi caso tenía un familiar que podía conseguirme una cita rapidamente en otra ciudad, sino mis padres, estoy segura de que me hubiesen llevado donde hiciese falta aunque se tuviesen que hipotecar de por vida, pero hay gente que por sus circunstancias o nivel cultural se quedaría aquí, se fiaría de quién le dice que no tiene oportunidad de vivir porque no es operable y simplemente se rinde. Es muy injusto, muy injusto, yo lo pasé muy muy mal, hasta el lunes siguiente que nos dijeron en Córdoba que podían operarme, perdí todas las esperanzas y las ganas de vivir.


Por suerte para mí siguen existiendo los médicos con vocación y compromiso, y por ellos me levanto aagradecida cada mañana.


B

No hay comentarios:

Publicar un comentario