Siento el retraso, más vale tarde que nunca y más cuando las noticias son tan estupendas.
El pasado viernes 20 de febrero me operaron en el Hospital Reina Sofía de Córdoba y el resultado no puede ser mejor, o al menos hasta ahora así lo ha sido. Os cuento un poco, intetentaré ser más profunda, ya que ultimamente he sido acusada de simplemente factual en el blog, jeje, y aunque no es mi intención es probable que con el transcurso del tiempo se haya desvirtuado un poco lo que empezó siendo.
El pasado miercoles por la tarde mi madre y yo nos fuimos a Córdoba, entre nosotras la tensión se respiraba y estuvimos a punto de llegar a las manos en varias ocasiones hasta que llegamos. Una vez más, terminamos pagando las cosas con quien más a mano tenemos o con quien sabemos que no nos va a dar la espalda, así que a ella dirijo mis dardos y en cierto modo aunque más controlado lo mismo hace ella conmigo. Con un pie en Córdoba y hecho el check in en el apartamento, dejamos que fluyese y fuimos a cenar con unos amigos que viven allí, y no pudo ser más perfecto, un sitio con encanto y alternativo que os recomiendo, además como siempre mi amiga M me aporta tranquilidad y positivimos así que me recargo de buena energía.
Cuando al día siguiente llegamos al hospital, me ingresaba un día antes de la cirugía para poder pasar la preanestesia, solo pensaba en que me dejasen estar el día fuera, y me vine un poco abajo al ver la habitación que me había tocado, sobre todo por la compañera que me había tocado, puede sonar fatal pero yo tenía la idea de que iba a pasar allí bastante tiempo y aunque no quiero dar información sobre ella, no era, digamos, la compañera ideal. Me empecé a poner bastante nerviosa pero por suerte me dejaron salir, y como el movimiento piña familiar había empezado allí tenía a todo el equipazo. A medida que fue avanzando el día fueron llegando casí todos mis queriditas y queriditos , casí no faltaba nadie, y más que me gusta a mi el pelotón, imposible. El día en Córdoba acompañaba muchísimmo y yo fuí pasando del summit de la felicidad y la emoción a estar absolutamente en la pappela. Por una parte por motivos obvios, ya que según iban pasando las horas, más nervios y miedo, y por otra porque una vez más es dificil coordinar un grupo de gente, sobre todo cuando cada uno tiene sus propias prioridades, a mi, además, me causa mucha frustración porque en parte me siento responsable, en este caso porque estaban ahí para estar conmigo. Pero bueno la valoración del día fue muy buena, distraida, comiendo bien y con mucho mucho amor, y sobre todo caí rendida en la cama, que era un objetivo bastante importante.
Y llegamos al día D, tenía que estar allí a las 7.30 pero cuando sonó el despertador no quería levantare de la cama; quería irme a Málaga y que me dejasen en paz, pero como no iba a conseguir muchos aliados, no le dí mucho bombo, mejor armarse de valor, llevaba tanto tiempo deseando ese momento, lo había querido con tanta fuerza que no había tenido tiempo para plantearme mucho sobre lo que en realidad iba a ser la operación , ni el post operatorio, ni los riesgos, ni el dolor, supongo que será positivo pero hizo que las últimas horas estuviese absoluta y literalmente cagada.
De madrugada nos fuimos para el hospital, yo y mi comitiva, ese momento no me lo imaginaba así pero nunca dejan de sorprenderme. Aquí todo muy rápido, en menos de lo que me imaginaba ya estaba esperando en mi camita para entrar a quirofano, tuve un momento de debilidad cuando mi hermano entró en la habitación a darme un beso y me puse a llorar, pero rapidamento me recompuse, ante la dificultad me crezco y cuando me sacaron en cama y vi a mi prima con ojos de llorar yo la consolé/regañe a ella, asín soy.
Durante los días y semanas antes de la operación estaba decidida a hacer una especie de carta de despedida por si algo iba mal, y para decir que quería que hiciesen con mis cosas, mi ajuar... jaja. Pero no ví el momento, se me pasaron los días y me parecía algo muy triste, aunque no era por victimizar o dramatizar es porque a veces la gente se muere en estas cosas y como me tenían que tocar cerca de la aorta y el corazón yo que se... Al final pensé que lo iba a hablar con mi prima N y que ella fuese mi transmisora, pero al final tmp quise hacerle la faena, ni tuvimos un momento de tanta intimidad.
En fín, que estaba bastantante tranquila, el orfidal siempre ayuda, y me tuvieron un ratito en una sala con camas de más personas que están esperando para entrar en quirofano, te hacen algunas preguntas, hablas con el anestesista, en mi caso la, y ,nada, para dentro. Yo de los nervios cuando llegue al quirofano me hacía pís, siempre dando la nota, pero allí como todo el mundo era tan agradable en vez de decirme que me acostase me hicieron caso y esperamos hasta que encontraron a alguien que me pusiese una cuña, porque mi idea de ir yo un momentillo al baño no les molo tanto. A partir de aquí nada, me cogieron una vía y me pusieron el cateter epidural, que no duele practicamente y que después me fue muy muy útil (es un botón que te dan para que tu te puedas ir dando morfina, con un límite claro). Y ya me pusieron la mascarilla y caí en los brazos de morfeo.
Tenía un vago recuerdo del cirujano iluminado (el nombre de Ángel no le puede venir más al pelo) diciendome que todo había salido bien, que no me preocupase que me habían dejado limpita, que me desintubaban, en fin un recuerdo muy muy vago. Pero cuando me desperté no me acordaba bien y solo sentía dolor e incomodidad como la vez anterior, aquí se llamaba reanimación y es algo intermedio entre la UCI y el despertar. Esta vez no dejaban entrar a mis familiares cuando me despertase, sino que había un horario de visitas, y la verdad es que estuve un poco agobiada, porque como os digo tenía una vago recuerdo del cirujano diciéndome que había ido bien pero no sabía si lo había soñado, además no sabía hasta cuando iba a tener que estar allí porque lo que me habían dicho era que podría estar hasta 72h. Y para más inri tenía más hambre que 7 y me toco en la cama junto a los sillones de los enfermeros y se pasaron la tarde en plan masterchef, hablando de comida, restaurantes, recetas, etc les tuve que decir que como no dejasen de hablar de comida al proximo que se acercase le metía un bocao en el brazo, y así estuvieron hasta alta horas. Quizás sea la única pega que le pueda poner a mi experiencia en el hospital de Córdoba, que en todo lo demás ha sido más que excelente, me parecío poco considerado lo alto que hablaban, y hasta las horas que hablaban dadas las circunstancias, allí todo el mundo se encontraba muy mal, acababan de salir de intervenciones y solo querían descansar.
A las 8 dejaron entrar a mi familia de uno en uno y un total media hora, y vaya tiempo bien aprovechado, con la que más estuve fue con mi madre, pero dío tiempo a dar un besillo a todos los que estaban y que me contasen su entretenida espera, al parecer hubo un accidente con gitanos involucrados y la sala de espera ofrecía un espectáculo a ratos de terror, y me fueron contando poco a pococ entre carrera y carrera para intercambiarse la bata y demás.
Continuará...
B
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