Hace algunos años llegó a mi la historia de un conocido, aunque él ya había vencido la batalla me provocó una profunda pena, cuando tenía tan solo tenía 13 tuvo que enfrentarse al cáncer, diagnosticado de un tumor en su rodilla derecha le dieron tres meses de vida. Yo conocí su caso porque por esa fecha el escribió un libro y una amiga, más cercana a él en ese tiempo, me lo dejo.
Un libro escrito con unos 10 años de perspectiva, con la gracia del niño que lo enfrentó, pero me figuro que sin su inocencia. Me resulto una historia estupenda, no solo por su feliz final sino más la naturalidad con la que contaba sus recuerdos, resultaba fácil ponerse en su piel. La incomprensión de su dolor en la rodilla, la fascinación de que le dejaran hacerse el corte de pelo que el quisiese, y su confusión al ver que las vistas del hotel en el que se encontraba en ese viaje que estaba realizando a Houston con sus padres distaban bastante del paraíso vacacional al que pensaba que iba.
Cuando hace unos cuatro meses mi dolor en la rodilla derecha paso de ser una cosa normal a ser un misterio por resolver me acordé de él, y pregunté. A mí me fallaba la memoria, no me acordaba que era exactamente lo que le paso a él, no recordaba si era su rodilla y solo recordaba que alguna vez le ha visto cojear, lo cual me obsesionaba. Pero me insistieron que seguro que lo mío no tenía nada que ver con lo que le paso a él, que no me asustara, y la verdad es que me asustaba, quizás no seguí indagando por eso.
Según fue pasando el tiempo mi historia empezó a calcar la suya, salvando las distancias ya que a día de hoy en España no es algo incurable y que no tengo 13 años. Había quién seguía opinando que no me iba a servir de nada hablar con el, que cada caso es un mundo pero yo en parte lo necesitaba, porque hay decenas de canceres pero yo no había conocido a nadie con el mío, y encima tan exactamente igual. Y una mañana estaba yo buscándolo en facebook y pensando si agregarlo, casualmente me habló el por whats app, que sincronización, él lo sabía desde hacía tiempo por amigos comunes pero había querido dejarme espacio porque no sabía como lo llevaba, como nos habíamos cruzado días antes por la calle y me vio bien se decidió a escribirme.
A día de hoy me ha resuelto muchas dudas, me siento comprendida y es estupendo explicarle a alguien que ha pasado exactamente lo mismo lo que siento y saber que me entiende, que sabe exactamente lo que es y que no me da evasivas o respuestas sin sentido, o frases hechas. El no lo sabe, nosotros no eramos amigos, pero aprecio enormemente que se tome la molestia de preguntarme como voy de vez en cuando y que me haga reírme de algo que no tiene gracia, y sobre todo estaré eternamente agradecida porque representa una esperanza real, tras una operación y una tratamiento como el que yo estoy recibiendo esta vivo, ha luchado y lo ha superado y por eso es mi héroe de carne y hueso.
B
No hay comentarios:
Publicar un comentario